MIAMI.- Después de dos años de larga espera, por las prohibiciones que trajo la pandemia de coronavirus, pueblos y ciudades de España vuelven a ver sus calles y plazas repletas de gente que conmemoran la crucifixión de Jesús en Semana Santa.
MIAMI.- Después de dos años de larga espera, por las prohibiciones que trajo la pandemia de coronavirus, pueblos y ciudades de España vuelven a ver sus calles y plazas repletas de gente que conmemoran la crucifixión de Jesús en Semana Santa.
De hecho, la conmemoración comienza el Domingo de Ramos con las primeras procesiones. Cada pueblo y ciudad, con alegría o aflicción, denota su fe o tradición.
En el norte y el centro del país, lugares como Zamora, Valladolid o Cuenca, donde el temperamento suele ser ‘sobrio’, la conmemoración tiene mayormente matices de solemnidad.
Pero en el sur, donde los andaluces hacen del dolor una alegría, los vítores, los cantos flamencos y las trompetas dan vida a la Semana Mayor.
Es una auténtica tradición que inunda el país que, además de portar una gran connotación cristiana, otros conmemoran por igual porque guarda la riqueza cultural acumulada por el paso de los siglos.
Madrid
La capital de España cuenta con cinco importantes procesiones el Viernes Santo, entre las que destaca Jesús de Medinaceli. Es la muy venerada imagen del Nazareno que comienza en la iglesia de Santa Cruz, en el Barrio de las Letras, y transcurre por las céntricas calles, avenidas y paseos del monumental centro de la ciudad hasta encontrarse con el paso de Nuestra Señora de la Soledad y el Desamparo.
Sevilla
En la capital de Andalucía el fervor por Semana Santa hace temblar las calles.
Durante la noche del Jueves Santo miles se agolpan a la entrada de la Basílica de la Macarena a la medianoche para vitorear la salida de la Virgen.
Es la 'Magrugá', la muy esperada ocasión, que trasciende por toda la ciudad, a medida que mujeres sobriamente vestidas de negro, con mantilla y peineta, presiden la procesión del trono de la Madre de Jesús que llevan sobre los hombros un sinnúmero de hombres fieles.
Al paso, cada vez que los costaleros toman un descanso del gran peso que llevan sobre ellos, se escucha una y otra voz cantar una saeta religiosa. Esa especie de “cancioncilla”, como le llamó el poeta Antonio Machado, que hace vibrar los sentidos.
Málaga
Durante Semana Santa es Málaga otra ciudad andaluza que “cada primavera anda buscando escaleras para subir a la Cruz”, como escribió el poeta.
Sea la hermandad de Gitanos, Estudiantes o Cautivo, todas llevan sobre sus hombros, al igual que el resto de España, plataformas que llaman pasos, minuciosamente detalladas y acicalas, que sujetan verdaderas obras de arte de gran policromía que fueron talladas en madera siglos atrás.
FUENTE: Con información de Europa Press